El mundo de los videojuegos hace tiempo que dejó de ser un espacio de ocio cerrado y exclusivo de las generaciones más jóvenes y de algunos frikis apasionados que pasaban de la treintena o incluso de la cuarentena. Cuando los creadores de este entretenimiento virtual se dieron cuenta de su alcance, empezaron a buscar otros horizontes, o lo que es lo mismo, otros usos que los sacaran de un grupo limitado de consumidores (por mucho que ese grupo estuviera formado por millones de personas) para hacerlo un producto que llegara a cualquier franja de edad.

Otro día hablaremos sobre los videojuegos dirigidos a los más jóvenes de la casa y sus múltiples usos en educación y desarrollo; hoy queremos enfocarnos en otro grupo de edad al que el ocio se le restringe bastante, y que en concreto el mundo virtual se les hace muy cuesta arriba: nuestros abuelos y abuelas. Parecía que la misma concepción de los juegos virtuales, desde los más rudimentarios para los primeros ordenadores y consolas hasta los avanzados en plataformas de streaming online, dejaban fuera a todos aquellos que no hubieran nacido en la era digital; y las personas mayores, que ya estaban bastante crecidos cuando la tecnología de redes e internet llegó a nosotros, estaban por definición en ese grupo.
Sin embargo, ese camino no estaba totalmente acotado, como se ha podido demostrar con el paso del tiempo. Nuestros ancianos demostraron una resiliencia enorme al poder adquirir ciertos conocimientos sobre todo lo que rodea a este mundo digital, a pesar de lo extraño y lejano que todo les resultaba; así, los videojuegos para la tercera edad son una realidad en nuestro días, un recurso que no solo hace que nuestros mayores estén metidos de lleno en la revolución tecnológica, sino que aprovechan sus innumerables beneficios para tener una mayor calidad de vida, ¿quién lo iba a pensar hace solo unas décadas atrás?
No solo los videojuegos; el acceso a internet puede hacer que la vida de las personas mayores mejore notablemente en calidad, como podrás imaginar. La red los hace estar en contacto permanente con sus familias, y con los servicios sanitarios y de seguridad; y también puede hacer que mantengan amistades con intereses comunes, e incluso encuentren otras nuevas (vía redes sociales, por ejemplo). Claro que esto último puede traer consiguo cierto riesgo, pues no nos podemos engañar: los peligros de internet están al acecho, sobre todo a para los grupos más vulnerables, como es el de la tercera edad.

Y es que las tentaciones también están al alcance de los abuelos y abuelas que navegan por la red, y que se encuentras por ejemplo con porno online a raudales. Muchos de ellos pueden llegar a volverse adictos a este tipo de contenido xxx; e incluso otros pueden querer ser los protagonistas, si es que les atrae el porno amateur. Así, no es una novedad ver videos caseros de viejas putas que aprovechan la cámara para grabarse mientras se masturban, mostrando sin pudor sus peludos coños maduros; o las que follan con chicos que podrían ser sus hijos o incluso sus nietos. Y un gran número de ellas tienen su primera infidelidad como mujeres casadas gracias a la pornografía gratis, felices de convertirse en unas zorras online a la vista de millones de cibernautas.
Claro, todo tiene sus pros y sus contras, no es una cuestión de edad. Lo bueno es saber encontrar el lado ventajoso de todos los recursos que tenemos a nuestro alcance, y adaptarlos a nuestras necesidades. Si además somo capaces de divertirnos con ellos, bienvenida sea la era virtual.